Sin darnos tregua, la sensualidad principia, no obstante, a jalonar la atmósfera lúdica del poema, recurriendo el versificador para ello al uso del diminutivo, en un énfasis de emotiva sugerencia. Dale chikichiki a esa morenita/ Que el chikichiki la pone muy tontita. El exquisito erotismo que deja entrever, en ocasiones, se culmina con la sinécdoque fetichista: Lo baila mi mulata con las bragas en la mano.
En cuanto a la expresión Mi amor ya tú sabes, lo lúdico vuelve a ceder terreno a lo lírico. Mi amor aquí entronca con la tradición de las jarchas, el habibi, y es el amol que nos transporta de la época medieval hispánica al gracejo popular hispanoamericano. El poeta dialoga, así, con su amada, por medio de un sencillo guiño semántico.
Cabe señalar como piedra angular del poema asimismo el culturalismo, en la referencia a personajes de la vida pública, del deporte, de la cinematografía, la mención a otras composiciones poéticas como La Macarena. Podemos así encontrar logros estilísticos de una fuerza tal como: Dance it with Alonso,/ Dance it with Gasol/ Dance with Almodóvar/ Dance la Macarena.
El poeta llega incluso a entregarse a la enseñanza de su realidad cognitiva, a manera de tutorial y de patrocinio catequizante, sin perjuicio de la claridad a modo de esquema. Y el chiki chiki se baila así /Uno: el brikindans/Dos: el crusaíto/Tres: el maiquelyason/ Cuatro: el robocop.
Se puede percibir, por ende, una notoria influencia del realismo mágico de la literatura hispanoamericana. ¿Quién no percibe una transustanciación del mundo de las novelas de García Márquez en este sintético relato que se acomoda entre las estrofas del poema: En el velatorio del Padre Damián /Pusieron chikichiki y el muerto echó a bailar.
(Por cierto, para el que haya creído que este texto que he escrito intenta ser una crítica irónica de la mamarrachada que envían este año a ese concurso eurovisivo, anda muy descaminado. La cancioncita se critica por sí sola. Este texto no era más que una sátira a la crítica literaria -tanto profesional como no profesional- que puede llegar a ser capaz de ensalzar obras carentes de todo valor literario. Una sátira también a los comentarios y análisis de textos que alguna vez hemos tenido que hacer, en las aulas, porque no nos quedaba más remedio, aunque el objeto del análisis fuese una horterada semejante a la que se ha puesto aquí de ejemplo)
4 comentarios:
Lo mejor del tema es que yo, desde aqui, puedo votar al Chikilicuatre. Pero como tu votes al Pavo de aqui, te esnunco.
En mi vida había leído una crítica tan genial acerca de un texto (en este caso de una ¿canción?)
Y, con respecto a la apostilla, decirte que ayer pensé exactamente lo mismo cuando en el taller de cuentos leímos en voz alta uno de cierto escritor español de moda que a mí, sinceramente, me pareció una verdadera mamarrachada, algo sin pies ni cabeza, pero que a todos "debería" parecernos genial...
Esta crítica tuya es para enmarcarla. Te envidio.
Pues la crítica es buena, pero yo con este tipo de canciones no gasto ni un gramo de energia, además, siempre las habrá. sino recuerda la de "pa tengo un corral" o algo asi...
Besos
La poesía de este Rodolfo Ch. es una creación abstracta -¿podríamos denomirarla así?- y su "sentido" no hay que buscarlo en el nivel convencional o conceptual. Creo que su naturaleza consiste en que aparece con el viento, como una expresión del inconsciente.
Un saludo
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