NO, NO y mil veces NO:
a la guerra,
a los que prefieren la bolsa (la de Wall Street, y las otras) a la paz,
a los que prefieren el petróleo a la sangre,
a los que derraman el petróleo,
a los que derraman la sangre,
a los que utilizan las manifestaciones para sumar votos,
a los que utilizan las guerras de los que están muy lejos para medrar ellos
mismos aquí cerca,
a los que imprimen su partidismo en las pancartas del no a la guerra,
a los que se aburren y se manifiestan porque todos lo hacen y así ya no se
aburren,
a los que creen que todos los que se manifiestan son del partido o partidos
que promueven las manifestaciones,
a los que creen que los que no salen a manifestarse son del partido en el
"poder",
a los que creen que todos los que se manifiestan son del partido más progre,
a los que coaccionan para que otros se manifiesten porque coaccionando
pueden arreglar el mundo,
a los que creen que el silencio siempre está a favor de un gobierno,
a los que utilizan métodos nada pacíficos para abogar por la paz del mundo,
a los que creen que ésta es la primera guerra del siglo XXI,
a los que no se manifestaron por la paz en Afganistán,
a los que no se manifestaron por la paz en la antigua Yugoslavia,
a los que piensan que es la única guerra por la que merece la pena
manifestarse,
a los medios de comunicación que convierten la guerra en el mejor "reality
show",
al imperialismo de los que cómodamente desde su butaca mandan a luchar a
otros por la libertad de otros,
a los que desde sus poltronas y tronos ofrecen un paraíso si se muere por
un líder "divinizado",
a la desfachatez de los soldados que dan caramelos a los hijos de los
padres que han matado,
a la mala conciencia de los que ofrecen guerra y a la vez medicamentos y
ayuda humanitaria,
a los que no le escuchan a uno cuando dice no a la guerra de la manera en
que a uno le apetece decir no a la guerra,
a los que creen que la guerra sólo es una cosa de bombas y disparos,
a los que no saben que la guerra siempre empieza cuando haces la más ligera
"pupa" a la libertad de los demás,
a los que no entienden que la intolerancia, la falta de respeto, y sobre
todo la mala fe, son las verdaderas madres de todas las guerras....
VUELVO A PONER MI GRANITO DE SILENCIO EN RESPETO A
LOS QUE YA NO PUEDEN HABLAR,
A LOS QUE LES HAN TAPADO LA BOCA CON UNA MORDAZA,
A LOS QUE LES HAN TAPADO LA BOCA CON LAS RUINAS DE UN BOMBARDEO,
A LOS QUE LES HAN TAPADO LA BOCA CON EL MIEDO DE CUALQUIER SIGNO.
Y ESPERO QUE ESTE SILENCIO TAMBIÉN SE ESCUCHE COMO SE ESCUCHA EL RUIDO DEL QUE MÁS.
Nos queda la palabra, a veces demasiado poco fructífera,
y la paz se hace con hechos,
con hechos diarios,
y si todo el mundo cambiase en esos pequeños hechos diarios,
pues un soldado se negaría a la postre a ir al frente cuando lo manda un caudillo, un gerifalte,
y al que le mandan tirar las bombas se negaría en redondo y diría, pues no me da la gana de tirar la bomba,
porque de todos modos, si ya hubiésemos cambiado todos en las pequeñas cosas que nos conciernen,
pero absolutamente todos, y en todas esas pequeñas cosas -¡qué difícil es crear ese mundo!-
tampoco veríamos un mundo con frentes de batalla,
ni con líneas de fuego,
ni con fronteras estúpidas y que sólo existen en las mentes y en los bolsillos
de los poderosos y de los magnates y de los que siempre se aprovechan de todo,
tampoco veríamos un mundo en el que mueren los inocentes (y también los culpables) por la tozudez ciega y aislacionista de los que son más culpables todavía.
La palabra es buena, pero no basta,
y lo que logremos, lo tenemos que lograr en esas pequeñas cosas,
por desgracia, ya es tarde -¡es tarde!- para cambiar la falta de ética y de moralidad de los
malos dirigentes,
y de tantos que no están en el candelero de los noticiarios.
Todavía van a venir muertes que están decididas de antemano,
y van a seguir cayendo esas hijaputabombas que llaman fragmentarias
y no vamos a poder hacer nada, y es lamentable,
y no es derrotismo ni conformismo, ni nada, es una realidad
lo hubiéramos podido hacer todos, entre todos, y para todos,
si hubiésemos cambiado tan sólo en las pequeñas cosas, siempre las pequeñas cosas de la vida.
4 comentarios:
no puedo decir mucho, ya todo lo escribiste tú.
¿Cómo decirte que estoy de acuerdo sin que suene un "estoy de acuerdo"?
Para decirte que sí, que a todo sí, que nos callemos pues por los que no pueden más hablar. Y que levantemos la mano para decir "yo" cuando el llamado ya no esté...
Y digo yo, Fermín... ¿dónde está el comentario que hice días atrás a esta magnífica entrada? ¿Dije algo inconveniente, o simplemente se perdió por esos vericuetos cibernéticos que nadie ha visto pero que todos sabemos que existen? :-))
Un besito,
B.
No tuve constancia de ningún comentario tuyo a esta entrada, Belén. Haz de nuevo dicho comentario si recuerdas más o menos qué decías en él.
Sí, yo creo que tuvo que ser un error de Blogger en el momento justo de publicar.
No te preocupes que ahora no tengo mucho tiempo, pero en cuanto encuentre lo que quiero colgar (una columna que publiqué hace tiempo en Diario de Cádiz con un NO así de grande a la guerra), te lo traigo a tu rincón.
Besos pacifistas,
B.
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