1. La familia, porque la familia es la más perfecta contraposición del individuo y del yo. Es en donde me veo reflejado, donde más secretos guardo, donde encuentro más apoyo, fidelidad y comprensión. Es lo que me ata al mundo, lo que hace que esté arraigado, seguro, lo que me colma de angustias y esperanzas. La familia como seres queridos, fundamentalmente, pero para mí los buenos amigos, que son siempre escasos y por tanto valiosísimos, deben formar parte de esta categoría. La familia que canaliza el amor por completo, que lo difunde, que lo concentra, que lo perfecciona (aquí sí hay perfección). La familia que da la cara en los momentos clave. La familia porque en ella encuentro la sencillez, no a las personas que desconozco y que anteponen a su presencia un título, un cargo, unos galones, una autoridad…
2. Los madelman, porque son los juguetes de mi vida, si hubiera tenido que escoger alguno. Son mi Rosebud particular… para ellos he creado un mundo de cartón, de ilusión, hecho con mis manos. Los madelman me hacen feliz porque consiguen acrecentar mi afán por la creación. He vuelto a los madelman con los años, porque jugar es algo más que un divertimento de niños, sin ninguna duda. Jugar es el origen de todo arte, el germen de toda recreación del mundo. Los grandes fracasados, los grandes ignorantes de la vida, los grandes incapaces de crear, son los que nunca supieron jugar como se debe jugar, los que ya no juegan, ni siquiera en sus sueños. Los que se permiten despreciar lo lúdico son seres infelices sin ningún género de duda. Los madelman me apartan del mundo que no quiero, del mundo del estrés, del mundo de los rencores de la calle, del mundo de los que se matan entre sí, del mundo de los que se aborrecen a sí mismos.
3. Los libros, los libros viejos preferentemente, los libros que huelen a manoseado, a usado, que huelen a otras historias de las que no tiene idea el autor del libro, los libros que no cuestan dinero o que cuestan poco… los libros caros no me hacen feliz en ningún caso, salvo que el contenido lo merezca. Cosa que sucede pocas veces. Adoro los libros que me llegan por casualidad y que por casualidad termino amando, frente a los libros que me quieren imponer las grandes superficies mercantiles, los críticos y los profesionales del engaño literario. Me gusta la forma de los libros, me gusta tocarlos, acariciar sus portadas, hojearlos con delicadeza o con furia, según como me vengan las ganas. Me gusta hacer libros, tanto en contenido como en continente, sería feliz sencillamente encuadernando libros.
4. Los recuerdos, tanto tristes como alegres, tanto recuerdos físicos como inmateriales, pero preferiblemente inmateriales, que no me los quiten, porque de gran parte de los recuerdos que tengo estoy hecho. Los recuerdos que pueden ser refugio pero también explicación del presente. Con los recuerdos puedo crear también, quizás un mundo alternativo, un mundo donde pasear en busca de tranquilidad. Los recuerdos se llenan de música, de paisajes, de películas, también de silencios. Los recuerdos se llenan de personas que no están pero que siguen conmigo, los recuerdos se llenan de amigos que estuvieron cerca, de personas que me ayudaron a ser como soy, bien en la vida diaria, bien en un encerado en el colegio. Con los recuerdos que digo soy feliz, porque con ellos puedo crearme la ilusión de que el tiempo puede ser vencido aunque el reloj no tenga enmienda. Y en el revés de los recuerdos, complementario de los recuerdos, el olvido. Olvidar lo que duele, olvidar lo innecesario, olvidar lo que no me hace falta ya, olvidar como si se perdonara o al menos se intentara. Olvidar como respuesta a los enemigos, a sus tejemanejes y a sus obsesiones infructuosas, a sus irracionalidades hostiles, porque olvidar a los enemigos es una manera de no escucharlos nunca más, una manera de decirles que ellos no figuran en el lienzo de mi mundo.
5. La buena mesa, que no es lo mismo que la mesa de los grandes restaurantes, ni la de los grandes cocineros, cosa que a mí ni fu ni fa. La buena mesa es para mí la mesa familiar, la mesa en que compartes los alimentos con los seres queridos, con personas que han elaborado con gusto y con cariño esos alimentos. De niño odiaba el queso y amaba el chocolate, hoy día amo queso y chocolate por igual. Cuando hay queso y chocolate en la mesa, es fácil que cualquier persona (bueno, cualquiera no, las que yo elija) me tenga por incondicional aliado.
6. Escribir, me gusta escribir como el que ama estar charlando todo el día, o como el que ama cantar en la ducha. Escribir por el sencillo hecho de escribir, porque es un logro fantástico aposentar los pensamientos o los suspiros o las caricias o los miedos o vete tú a saber qué más en una palabra, escribir por divertimento, escribir cosas sesudas pero también cosas insípidas, lúdicas, desapasionadas, de usar y tirar también. Escribir como si tuvieses la sensación de que has aprendido a escribir hace dos horas, dos minutos.
Esas son mis opciones. Como también hay que retar, voy a hacer de la manera que se hace cuando se va a una boda y la novia lanza el ramo hacia detrás. No sé dónde caerá. Lo lanzo al anonimato de nuestros lectores. Si hay alguno que quiere recoger el reto y exponer sus posibilidades en su blog, que me diga la dirección y lo visitamos. Con todo gusto.
7 comentarios:
¡Qué felicidad más feliz! ¡Y bonita! Qué bueno es saber escribir, cómo decir todo eso sin que sea cursi ni por asomo, sino al contrario, delicioso: ¡es un milagro! Por cierto, comparto todas tus caras, primer dadito mío, incluido el chocolate al nivel del queso, pero excluyendo los mádelman (aunque no veas lo que disfruté con los de mi hermano de chica, creo que por eso ya lo hice todo con ellos y no me queda más XD) pero la idea de jugar, reir y divertirse con cosas sencillas o mal llamadas infantiles, o los juegos y las risas y entretenimientos, es también una cara de la felicidad para mí.
Mi primer dado, enhorabuena, seguro que eres muy feliz y te sobra la cara del hacer trampas, que el envite que has lanzado es uno y te ha colado... ;-)
¿Cómo se puede decir felicidades a una persona que se la ve tan feliz?
Y con buenos cimientos.
Te envío chocolate y queso para comparir con la familia mientras juegas con los madelman o acaricias un libro que te trae recuerdos y los conviertes en palabras
Me ha encantado conocerte un pelín más.
(Leáse una gran sonrisa en mi rostro).
Felicidades por esa felicidad.
B.
Oye no se ve el fondo ese tan bonito de hojas de libreta arrancadas.
Lo has expresado tan bien y tan convincente que me animas a sumar tus querencias a las mías
Jijijijiiiiii
Ay, que me parto, estoy deseando que Candela nos cuente de qué se ríe tan traviesa, tan maliciosamente... me da la risa a mí sólo de "verla".
Pues yo reitero que me veo totalmente identificada: cambiamos los mádelmal por las vacas XDD (ay, no, que las vacas van en la naturaleza, los mádelman serían por ejemplo los murales de las entradas de mi blog y mi propia forma de pensar) y lo bien escrito por la cursilería y listo
¡He encontrado a mi alter ego! ¡Y encima en bueno! ¡Yujuuuuu!
Maestro Omaha, a sus pies (como antes de descubrirle "desnudo" (¿será por eso por lo que se ríe Candela¡ Qué intriga XD
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