
Efecto Invernadero, es el primer libro de poemas publicado por Fermín Gámez. Obtuvo un Accésit del prestigioso Premio Adonáis de poesía, en su convocatoria de 1990. El título hace referencia a una realidad cosmogónica del amor, a la vez que a la propia consunción en una atmósfera opresiva, delirante, en que las palabras acometen un surrealismo pronunciado que deja rienda suelta, no obstante, a un intimismo que no rechaza en ningún momento su carta de naturaleza.
Un poema del libro:
Mi pecho es alfarero de tu boca,
en el torno de mi corazón pongo el barro
de tus huesos y creo la vasija
en que el cielo destapa el lecho nuestro
para amarrar cerezas a los ojos,
para que tú derrames en mis labios
la rosada cabaña de tu beso.
Amor, mira mis manos manchadas de planetas
y ordalías de fuegos y septiembres.
Ungiré las orquídeas de tu aliento
con un óleo fino de racimos
que curará mis viejas cicatrices.
Ahora que te amo ya nace la albahaca
por entre mis pupilas.
Amor. Mira si acaso se inunda la nostalgia
con caléndulas nuevas sin ceniza.
Bebo la zarzamora de tu pulso
sin temer a castigos con forma de ciudades,
y unto las ortigas de tus uñas
por mi costado alto de dinteles.
Amor, mira que soy culpable de latido,
alfombré de puñales de besos a tus labios,
robé la comba tierna de inocencia
que guardabas aún bajo tu falda
y labré en el silencio de tu ombligo
una tierna insolencia con palpitar de anémona.
Una colcha ha servido de lento torniquete
a tanta blusa amante,
he clavado en tus muslos
alargada bodega de mejillas
que escancia en esta hora un vino prieto.
Tu abrazo es la muleta de mi espalda,
por eso te seré fiel aunque el verano
me mutile los ojos con sus deltas de sándalo,
aunque ponga grilletes a mi ausencia,
aunque acalle veletas a mis dedos.
Con cascabeles tú has minado mis párpados,
con máscaras de gas a manera de andamios
para alcanzar bengalas
donde el amor anida girasoles.
Alambraste con trinos y alas mis oídos
para poder oír tan sólo tu regazo,
un retumbar de polen y langostas.
Mis canas nacerán frente al espejo un día
teñidas de tus dientes,
tus dientes como lava que muerda en su locura
el mismo infierno de mi calavera.
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