Son calles tan estrechas que hacen que el sol se agache humilde y que tenga que entrar en ellas con el sigilo de un gato. Calles que se protegen, como un regazo, del viento que acecha en aquellos lugares donde desembocan, ríos lentos de piedra en los que se mira el hombre y que arrastran su edad y sus afectos. Los desconchados de sus casas heredaron otros y cuando se remocen de nuevo las fachadas, no tardará en llegar la misma desavenencia con lo que no puede perdurar siempre. Hay un pálpito todavía de quienes ya se fueron, de quienes utilizaron sus moradas para las de su vida. Los muros, por eso, se entretienen con la pelliza del musgo que habita y conversa con lo pequeño, lo que se nos escapa a la vez que nos define. Porque cada grieta que surge y que presagia el tiempo que queda todavía, se asemeja a una agalla misteriosa. Se intuye su respiración de cal, su latido alto pero silencioso como el de las vigas. Estas calles cobijan casas que han acompañado mucho a quienes las habitaron, casas que entristecieron y preocuparon, que fueron esperanza y lucha cotidiana. Se alzan como testigos viejos de pasadas levas y asaltos, cortejos y abandonos. Se abrieron sus puertas a la antigua sabiduría de las matronas, lo mismo que a la pesadumbre de la madera benevolente en que se preparaba el viaje hacia lo eterno. Sus contraventanas también cerraron rezos y adioses, ocultaron soledades e insatisfacciones, promesas y derrotas. Paseo por sus alrededores y me llega el olor de la comida, de las ollas que chillan su monocorde cántico de legumbres, perentorias como el hambre y el trabajo. Luego oigo las charlas de los vecinos que comentan un último trajín, las carreras de los chiquillos que se precipitan a la exigua acera con un griterío que hace de la vida una rara travesura, una armonía intacta. Desde todo lo que soy, adentro mi mirada en una de las viviendas y distingo a una mujer enlutada que persigue otra esperanza entre las cuatro paredes de una alcoba. Ya no miran sus ojos hacia afuera del cierro y si se abaten, es como si sobrellevaran una prolija historia. Ni comprende ya que el espejo sirva para otra cosa que para conformar sus dudas. Quizá haya descubierto que una casa es más profunda que un corazón, mucho más rica que un recuerdo. Cuando reanudo mi paso, poco a poco se va desvaneciendo, quizá junto conmigo, el hálito de estas gentes, tan imbricado en el silencioso vaho de los portales. Y pienso que cuento con sólo unos instantes para compartir en lo posible sus vidas sin enojos y sin estridencias, que al doblar una esquina acaso acabaré creyendo que sólo he imaginado otros modos de sentir el paso del tiempo. Tal vez igual que como ellos habrán soñado con un desconocido que les observaba.
(Escrito por Fermín Gámez y aparecido en la separata Comunicación, del Diario de Cádiz, el 14 de mayo de 1998)
55 comentarios:
Bella manera de contar... la vida.
Esas casas están en muchos sitios. Por eso, tu bella descripción, Fermín, me resulta tan familiarmente entrañable
Siento esas calles, las veo, las huelo, vivo en la casa de toda la vida, la conozco sin conocerla a través de tus palabras, a través del cuadro de Antonio López, digo de tu foto.
Artista.
Esas calles nostálgicas, decadentes, añoran el esplendor sin dudar de su lugar en el mundo. No quieren ser calles de barrio nuevo, con sus fachadas al interior, a las urbanizaciones y que fuera muestran sus tripas.
Deliciosa visión de estas calles y tengo que decir que me ha gustado mucho la foto y el efecto. He tenido que mirar un par de veces para comprobar que no fuese un cuadro.
que buena descripción!!! vale!!!! un abrazo
Roxana
Me encanta leerte, lo del espejo para confirmar las dudas es genial; y lo de las calles ni te cuento.
Saludos
Muchas gracias Fermín el placer también es mio!
te seguiré porque dá gusto leerte1
besos
=) HUMO
Las calles como ríos.
Y las vidas son como el agua que corre, despreocupada unas veces, agitada y temerosa, otras...
Muy buena la descripción-comparación-reflexión!
Un abrazo!
Es que leer a Fermín es adentrarse como buceando en el mundo de lo que dice...
Por cierto, qué pena que esas casas viejas, más tarde o más temprano sean tiradas para levantar edificios "modernos", como dice Valentín, en vez de restaurarlas y conservar su esencia para que perdure todo ese sentimiento que tan bien nos describes.
"Una casa más profunda que un corazón"... fuerte... sin embargo, puede que lo sea...
Besos.
Por un momento parecía estar caminando por la larga calle donde he vivido toda mi niñez y parte de mi adolescencia, calle larga donde a penas entre el sol, con el olol tan personal y característico de hornos, abuertos a tempranas horas, a humedad, a rancio.
Por un momento he revivido una parte de mi vida Fermín.
Gracias por estos recuerdos..
Besos querido amigo.
Si cada calle, esquina o casa, pudiera expresar lo acontecido en el tiempo, cuantas bellas y tristes historias relatarían…
Me ha gustado mucho tu escrito.
¡Realmente perfecto!
Saludos
Las calle tienen vida por sí mismas. Las casas son sus habitantes y hablan entre ellas de los especímenes que las recorren, tan aburridos y absurdos.
Preciosa reflexión.
Un besazo.
Las casas hablan de sus moradores, son libros abiertos que nos cuentan su historia escrita en los muros, que lloran a veces a través de sus humedades. Maravilloso texto, Fermín. Me ha encantado.
BESOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
SHERE
Calles vivas las tuyas.
Vivas de casas y personajes que sueñan que los observan.
Quizás seamos nosotros los observados mientras pasamos por ellas.
Abrazos.
Difícil escribir algo tan sentido en las modernas ciudades, sin embargo, seguro que también en ellas se escriben vidas cargadas de emociones y sentimientos.
Ganas de ir ahora mismo a pasear por esas calles, chico que bonito.. con que buenos ojos miras y que observador!!!!.
Feliz fin de semana guapetón!.
Precioso texto.
Ahora los no-lugares es lo que hay.
Me ha extrañado tu comentario, Nuria, porque precisamente en las modernas ciudades es en donde se siente eso, ¿no? aunque sigue siendo difícil escribirlo; para mí, imposible.
Un saludo.
Esas calles están muy vivas, Fermín, y creo que ya lo estarán para siempre; no creo que pueda haber mejor forma de inmortalizarlas.
Un abrazo
Bello, profundo y tan vivas, como la vida que a veces se nos esconde tras algunas esquinas.
Saludos
Las calles nos sobreviven. A veces nos entierran bajo sus recuerdos.
Como la vida misma
Calle alegre en el ayer
Nostálgica.
Besos
Mucha tristeza en estas calles antiguas y estrechas, Fermín. Creo que están necesitando un poco de sol.
Un beso.
TIENES UN REGALO EN MI CASA.
BESOS.
SHERE
Escribes muy bien, me sentí en museo y en laberinto.
Abrazo.
Si Fermin, ls casas tiene su vida propia y tu lo has relatado magnificamente.
Un fuerte abrazo
Fermin que bien escribes.
Me gusta mucho lo que haces.
Un abrazo
Fermín, tengo el premio DARDO para ti. Puedes venir a buscarlo a mi blog.
Felicitaciones por tu trabajo excepcional.
Un abrazo desde Argentina.
Fermin, tienes un premio esperandote en mi blog con todo cariño.
un abrazo
Fermin.Hay un premio para ti en mi casa.
besos.
shere
Generosa la forma de describir al detalle, de capturar con todos los sentidos y permitirme sentir los pasos, los susurros, las formas, el calor mismo que emanas desde tu forma de observar el mundo...hoy,la calle cobra vida en tus manos.
Un fuerte abrazo,
Anna Francisca Rodas Iglesias
es de calles estrechas, que hace unos dias fuimos a Vejer y por poco nos quedamos atascados en una callecita preciosa pero estrecha como ella sola...fiuuuuuuuu...
Bromas y estrecheces aparte escribes de lujo!!!
Bss
Hola amigo fermin .... tu crees que las calles tengan una vida propia....la verdad no se puede que queden solo los espiritus de la gente que alguna vez paso por ahi....es mi humilde opinion......pase a dejarte cariños y que tngas un lindo dia....besos♥
Hola amigo pase a dejarte cariños y que tengas una linda semana,,,besotes...♥
Cada día le encuentro más sentido a esta última entrada… Y me niego y grito entre la soledad de estas calles adoquinadas de palabras de sentidos… Y vuelvo a gritar con la esperanza de ser leido…
Precioso.
cada calle
cada ventana
cada puerta
tiene su historia.
Abrazo.
FERMIN,TIENES UN PREMIO EN MI CASA.BESOS.Mª JOSE(SHEREZADE)
FERMIN,TIENES OTRO PREMIO EN MI CASA.
BESOS.
YA LO HABIA LEIDO, HACE UNOS DIAS. PERO YA QUE PASE NUEVAMENTE TE DEJO UN ABRAZO
¿Donde te metes? Llevas casi un mes sin escribir nada...
Preciosa la foto y geniales las palabras que la arropan describiendo lo que vemos y lo que queda por ver...
Un beso
Sarah, últimamente estoy entrando poco en internet porque llevo unos cuantos días con otros temas que me requieren mucho tiempo. Tengo algunas cosas en borrador para más adelante.
Pero por lo demás, estoy bien.
wow, me gusta como hablas del sol...
Hola Fermin, Pasaba x acá para contarte que agregue tu blog a mi entrada Siguiendo Seguidores
Un fuerte abrazo
He recalado en este bello lugar lleno de letras ,de frases que se unen haciendo que me parezca una gran libreria llena de libros con ,con retazos de poesia ,de narrativa y con reseñas de libros ,
recalare mas veces por aqui.
Saludos.
Soledad.B
buenas Fermin,
te he dejado un premio en mi blog.
si te apetece pasa a recogerlo.
besos.
http://elespejo-aspid.blogspot.com/
Bueno, qué: ¿estamos en el dique seco? ¿No se ha dicho siempre que en tiempos de crisis es cuando salen las mejores obras? ¡Que estamos esperando más entradas! No nos puedes dejar así, hombre...
Besos, Omi mío (con permiso de la brujilla, claro).
Callecitas plagasdas de historias y tu arte para contarlo.
Bss
Calles estrechas donde el corazon siempre estará
Besos
Una casa es todo lo que queramos nosotros, pero sin duda alguna en sus paredes quedan impresos nuestros recuerdos, nuestros pensamientos, nuestras alegrías y tristezas, esperanzas y desesperanzas...Y sí, es mucho más que un corazón profundo, y quizá por eso nos identificamos demasidado con esas paredes, cobijo de emociones.
La foto es preciosa Fermín
Un abrazo
Se me olvidó decirte que me gusta mucho este escrito, es distinto, muy bueno. Lo he disfrutado, gracias.
Calles especiales del ayer hoy recuerdos
Un abrazo
Los barrios antiguos con sus casas que casi se tocan por los tejados...nos inunda la nostalgia al ver una persona mayor sentada en su mesa camilla...con la soledad a cuestas...
Tal vez un di alguién nos vea de igual modo...
Hermos relato Fermin
Besos
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